La Autoridad Europea de Inocuidad Alimentariay (EFSA4) ha indicado que, en la actualidad, no existe evidencia de que los alimentos constituyan una fuente o vía probable de transmisión de la COVID-19. Las experiencias con anteriores brotes de coronavirus vinculados al actual muestran que no se produjo transmisión a través del consumo de alimentos.
Sin embargo, las gotículas y los aerosoles generados cuando un individuo contagiado tosa o estornude se posarán sobre la superficie de los productos sin envoltorio listos para consumir, como frutas, verduras y productos horneados, y sobre las superficies con las que estos productos entren en contacto. Del mismo modo, el virus se podría transferir a estos productos si se manipulan con las manos contaminadas. En un reciente seminario web sobre el coronavirus organizado por la OMS (www.who.int), se sugirió como medida de precaución:
- lavar o pelar las frutas y verduras frescas antes de su consumo; y
- cubrir los productos horneados con un envoltorio antes de exponerlos para la venta.
Si los productos se empaquetan manualmente, los operarios deberán lavarse y secarse bien las manos antes de manipularlos.
¿Corren un mayor riesgo los trabajadores esenciales del sector alimentario?
Muchas de las personas dedicadas a la producción, el procesado, la distribución, la venta y la entrega a domicilio de alimentos, así como de productos y servicios de higiene personal, se ven obligadas a trabajar en contacto directo con otras personas dentro de espacios cerrados y durante largos períodos de tiempo. Esta situación hace que corran un mayor riesgo de contagiarse a consecuencia de la transmisión de aerosoles.
Es probable además que, estas personas, deban tocar con frecuencia superficies y equipos que hayan podido quedar infectados, ya sea por contacto directo o mediante aerosoles y gotículas, por otros trabajadores o por el público en general. Entre estas superficies y equipos podrían contarse manijas o placas de puertas, pasamanos, tornos, manillares de carros, asas de cubos, mangueras, paneles de instrumentos, grifos, herramientas y utensilios de limpieza, dinero en efectivo, tarjetas bancarias, tarjetas de fidelización o bolsas de la compra. Estas superficies se extenderán además hasta espacios donde no se manipulen alimentos, como aseos, vestuarios, despachos, zonas de descanso y vehículos. De acuerdo con los estudios científicos más recientes sobre la supervivencia del SARS-CoV-2 en las superficies, tales lugares también podrían aumentar notablemente el riesgo de infección por COVID-19 entre los trabajadores esenciales del sector alimentario.